Thursday, April 5, 2012

Reír lo justo...


Acabo de llamar por teléfono a Heriberto Hernández, quiero recordarle algunas cosas. Recordarle que en la calle Ayuntamiento de la ciudad de Matanzas, donde una vez pararon la Ruta 2 y la 4, -sí, justo en la puerta de Gloria Urquiza y Héctor Escobar- se le veía pasar con sus camisas decoloradas, cuasi manufacturadas por el Fondo de Bienes Culturales. Y podía vérsele sereno, podía una detallar sus rizos rubios, su esbeltez exótica para las islas, su mirada sobria, enigmática. Contarle de los días en que Rolando Estévez dibujaba en las aceras sobre los lienzos enormes de papel estraza, algo para acompañar sus versos  mientras Tania Moreno cantaba dulcemente y Alfredo Zaldívar lo orquestaba todo. Al final de la noche se iban los dos -él y Tania-tomados de la mano y podía  quedar convencida la mirada de que esos y no otros eran los rostros del amor. 
Recordarle a Heriberto que una vez su pelo creció tanto que llegó a parecer un auténtico salvaje, o en su defecto un personaje  saltado en su poderosa moto desde la pantalla; esa que nos hizo creer que Grease era la única América posible. Y que a la vez, verle bajarse de su avispa metálica y subir las empinadas y crujientes escaleras de la otrora "Casa del Escritor", no podía  resultar más coherente, más parte de la profecía autocumplida a la que se entregaba sin remilgos.
Cuando un día ya no se le vio más en la ciudad, se escuchaba de su éxito rotundo en incas tierras, de la prisa con que reuniría a su lado a la familia que en Matanzas había fundado: Eli, Eric, otras formas ya sólidas con que el amor se entronizó en su pecho. El mito del dios se ensanchaba fruido, impenitente... Luego un breve silencio. Más tarde el puerto natural de los abandonados por la furia de algún dios: Miami, confeti, coronación, algarabía.
Le recuerdo a Heriberto del qué dolor, qué dolor, qué pena... que un día entonamos juntos al ver como una diosa caída se volvía contra la memoria y hacía añicos la partitura más terrible de toda una generación -la suya, Pensamiento. Que lo aplaudí, semanas atrás cuando certero redispuso las fichas  del mal trazado tablero en  donde quisieron sortear los futuros literarios ¿nacionales?
Pero lo llamo sobre todo para recordarle que él me juró que después de los cuarenta, todo ya le daba risa, que me invitó a reír de paso, que me mandó sus libros para que de ellos, con ellos, por ellos me riera... lo llamo porque quiero saber si en verdad ha sucedido lo que cuentan las noticias o se trata de una broma celestial, de esas que urden los invitados a los panteones de toda nación con épica real; si es que en ese mundo misterioso (el que rezumaba su pelo batido al viento de la isla, el que destilaba sabor a celuloide, el que sin  dudas daba acuse de recibo su sonrisa) son habituales estas farsas... 
Voy a reír lo justo, Heriberto (y no "callar" como le gustaría a Rubén Aguiar). Y llamarte después. No sea que cambies de opinión y decidas volver y estallar  al fin en carcajada.

13 comments:

  1. Mabel, me encanto descubrir tu rincon, el de la bicicleta roja. Cuando leo el nombre de Matanzas, lo siento con cierta duenez.

    No recuerdo a Heriberto, aunque quizas lo haya cruzado mas de una vez en La Calle del Medio, donde todo Matancero convergia de vez en vez. Pero con este 'in memoriam' se le sabe.

    Me mantendre al tanto de tus letras, siempre frescas y oportunas.

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  2. si, michael, estoy segura de que lo conociste... busca sus fotos en el face... era un tipo callado, pero a fines del 80 y principios de los 90, estaba, como todos, como dios, en todas partes... abrazos

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  3. ya sabes, en llanto grande. gracias Mabella.

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    1. abrazo muy largo, magui, tu sabes mas que yo de estos paisajes...

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  4. Gracias, Mabel, de nuevo, por el dibujo de la ciudad y de un poeta, memorias intocables, realidades otras.

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  5. Desde ayer en la mañana, no importa lo que esté haciendo, me encuentro dentro del coche de Heriberto, a su lado, tratando de comprender lo que sé que va a ocurrir... no intento evitarlo, tan sólo lo veo con su teléfono móvil en la mano buscando el número apropiado al que llamar para no cometer una locura... los números pasan ante sus ojos, algunos con nombres propios, pero la mayoría dicen "anónimo"...
    De alguna manera me siento responsable de lo ocurrido a Heriberto, aunque hace casi 20 años que no nos vemos y en los 3 últimos apenas nos hemos escrito algunas letras para saber cómo andamos... quizás me sienta responsable precisamente por ello.
    Era un buen amigo, un caballero, un tipo noble y tremendo en todo tanto como en su tamaño físico...
    Estoy triste e insultado, pero tus recuerdos alivian un tanto.
    Gracias, Mabe.

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    1. No rube, no te hagas eso. No hay culpables. Hay solo un dolor hondisimo y que intuyo lejano que el nunca supo conciliar. Nos abrazaremos, lloraremos juntos, por esto y el futuro en blanco que nos deja. Beso

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  6. Mabel, ahora es que leo tu escrito tan, pero tan bello... que dificil es asimilar esto, uno da vueltas y vueltas y nada, no logra llegar a nada...

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    1. quiza ese era su proposito, manny... nunca dejarnos saber de sus tristezas, de sus mas terribles fantasmas... te abrazo

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  7. Hacía ya muchos años que no veía a Heriberto, pero su muerte me ha conmovido profundamente, y más por sus circunstancias. Lo conocí en Matanzas, allá por el año 1988, y también tuve la suerte de conocer a la que por entonces era su pareja, la divina Tania Moreno. Recuerdo que me invitó a comer a su casa, y quedé impresionado por su erudición casi lezamiana, su profundo amor a la poesía, aunque también siempre estaba al tanto de todos los chismes culturales del país. Era todo un gentleman.
    Sigo muy afectado por su partida, sigo llorando..

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  8. Obducción (fragmento)
    Para Elena Tamargo

    ”Alejarnos de sitios conocidos, aventurarnos
    en la oscuridad
    en que ya se desmorona
    la arquitectura turbia de la carne,
    los huesos frágiles de nuestra existencia,
    no puede ser realmente
    el acto único para el que fuimos destinados.”


    Heriberto Hernández Medina

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  9. Me imagino que esa "diosa caída" que se vuelve contra la memoria de toda una generación...¿Teresa Melo?

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