Es que somos unos exagerados...
El asunto es que lo que hoy les presentaré me ronda hace casi dos meses... una de esas frases que alguien dice y que se ancla en algún rincón del alma o la memoria para martillear incesante. Debo aclarar además que no hablaré aquí desde la vehemencia que me caracteriza, nada de vena aorta hinchada, ojos desorbitados o desgañite que conduzca a la ronquera... no, hablaré desde la reflexión, la calma, hasta la certidumbre de que aquella, la frase martillante, tiene su fundamento.
Estaba yo conduciendo mi carrito blanco y un par de amigas españolas me acompañaban. Gente linda, decente, querida, comprometida con muchas causas y entre ellas la cubana. Amistad probada por más de una década y varios encuentros intercontinentales. La cosa es que ya empezábamos a hablar de política (surprise, surprise) cuando una de ellas asegura que la cosa es que los cubanos no nos damos cuenta de lo exagerados que somos, que la falta de libertades en Cuba es perfectamente comparable a la de España y por supuesto, cómo no, a la de cualquier otro país Latinoamericano. Hum. Vena aorta que se altera, ojos ya salidos de lugar, gritos despavoridos, potencial accidente de tránsito. Intento incluso, desde un breve segundo lúcido, parar la discusión y decirle que no vale la pena, que mejor seguimos con nuestras magníficas vacaciones. Pero no se puede.
La anécdota es familiar para cualquier cubano que haya estado en contacto con miembros imaginarios de las izquierdas del mundo... yo misma he repetido la escena con idéntica actuaciones y coreografía en varios países, foros públicos y privados, lenguas inglesa y castellana. Soy una guerrillera del asunto cubano; pero esta vez la estocada de la exageración me aniquila.
A ver, claro que sé mejor que nadie que la exageración viene gratuita como compuesto químico en nuestro ADN. Que el chovinismo y la tragicomedia nos acompañan desde el momento mismo en que se juntaron el gallego y el negrito en un retablo cualquiera de una nación por fundar... pero digo (y párenme si exagero): se puede estar más sola en esta vida que cuando has visto a centenas de hombres y mujeres ir a las cárceles y morir a muchos de ellos por hacer uso del derecho de libre asociación o reunión; o cuando otros tantos se tiran a un estrecho plagado de tiburones (muchas veces con sus hijos) porque ya no pueden más (sí, sí, razones económicas, so what? a ver si nos leemos un poquito a Marx y entendemos de qué van las ideologías políticas)... en fin, la lista de exageraciones, esa que debe hacernos poner nuestro tema nacional en perspectiva y quizá tranquilizarnos un poquito es larga, tortuosa, aniquilante. Tanto, que se me han ido pasando las ganas de esta entrega.
Mi amiga es mi amiga a pesar de no entender nada. Así de fiel me hace la luna. Así de vieja me estoy poniendo. Pero más que proponer, analizar, debatir, me doy cuenta de que esta vez sólo me gustaría lanzarles la pregunta, a todos, sin discriminación por razones de nacionalidad, poder de exageración, condición exílica o insílica... y es esta: eh, ustedes, de la cosa cubana y los cubanos, qué creen?